La parroquia del Sagrado
Corazón de Jesús conmemoró con gran devoción el primer aniversario de la llegada
de la imagen de la Virgen de Fátima, en una emotiva celebración que tuvo lugar
la tarde del 13 de mayo, coincidiendo con la fecha de las apariciones marianas
en Cova de Iría, Portugal, hace más de un siglo.
El acto central fue una
solemne misa presidida por el párroco y vicario episcopal, D. Aurelio
Ferrándiz. Durante la homilía, el sacerdote recordó el mensaje de paz que la
Virgen transmitió en 1917 a los pastorcitos, insistiendo en la actualidad de
sus palabras: “Hoy, 105 años después, seguimos viviendo momentos de
incertidumbre. Si rezamos y vivimos coherentemente nuestra fe, la Virgen de
Fátima nos ayudará a alcanzar la paz en el mundo”.
Tras la eucaristía, tuvo lugar la tradicional procesión de las antorchas, en la que la imagen de la Virgen fue portada, en el trono cedido por la Asociación del Sagrado Corazón de Jesus, en un pequeño trono decorado con flores blancas costeadas por la misma asociación, y en un recorrido que rememoró el Vía Lucis. El trayecto, que rodeó el entorno de la plaza de Oriente, contó con la participación de numerosos fieles que portaban velas y entonaban el himno dedicado a Nuestra Señora de Fátima.
La imagen de la Virgen,
una réplica exacta de la que se encuentra en la Capelinha das Aparições del
santuario portugués, fue tallada a mano en madera por los imagineros de la
reconocida CASA FÂNZERES. Con una altura de 107 cm, esta pieza fue bendecida
por el propio párroco el año pasado, convirtiéndose desde entonces en foco de
una creciente devoción entre los fieles de la parroquia.
Durante el Vía Lucis, la imagen fue llevada por los costaleros de las diferentes cofradías con sede en la parroquia: Santísima Vera-Cruz de la Convocatoria y Ntro. Padre Jesús en Samaria, Ntro. Padre Jesús Cautivo "Nazareno", Ntra. Señora de la Esperanza y de la Paz, Ntro. Padre Jesús Triunfante, Ntra. Señora de la Piedad y el Santísimo Cristo del Mar en su Última Expiración.
Este aniversario no solo
conmemora la llegada de una imagen sagrada, sino que también refleja el fervor
mariano que, desde hace un año, ha consolidado un nuevo vínculo de fe en la
comunidad parroquial del Sagrado Corazón.
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